Poco a poco vamos estando más tranquilos y relajados en la escuela.
Se van calmando los llantos y aparecen las llamadas:
¡¡¡¡Mamá ven!!! ¡¡¡Marián quiero ver a papá!!! ¡¡¡Me quiero ir a casa!!!
Y los más pequeños dejan los llantos por dar palmitas y bailar al son de la música.
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